texto por Ágatha de Santos

Los dos artistas inauguran hoy en Vigo su primera exposición conjunta, a la que han titulado «Xuntanza»

Faro de Vigo, 1 de Marzo de 2006

Tienen colocados sus caballetes uno al lado del otro en el estudio que comparten en O Calvario. Así, hombro con hombro, Javier Iglesias y José Luis Sans trabajan desde hace algo más de un año, cada uno en su lienzo, concentrados en sus cuadros. Y juntos inauguran hoy, en la Casa do Libro de Vigo «Xuntanza», una exposición donde la pintura figurativa de Sans y la realista de Iglesias se dan la mano.

Basta echar un vistazo a sus mesas de trabajo se lo distintos que son estos dos pintores vigueses. Mientras que la de Sans mantiene un orden perfecto, la de Iglesias es un caos. Sans siempre se mete con su compañero por cómo desordena su material. Pero dentro del respeto y la admiración mutuos, porque aseguran que las hora que pasan juntos creando -de siete a doce de la noche, como mínimo, todos los días, festivos incluidos- es una experiencia enriquecedora. «Quieras que no -dice Sans- siempre influyes en el otro y viceversa».

Trabajar juntos también les permite tener otra visión de su propia obra, la del otro, siempre más distante y objetiva, e intercambiar técnicas y experiencia. De este modo, Sans descubrió de Iglesias las posibilidades que para su «realismo impresionista», como él mismo define su estilo, tenía trabajar con espátula y materiales como el polvo de mármol.

Si de la obra de Sans destaca la fuerza de sus formas y la vivacidad de su colorido, de la de Iglesias sobresale la perfección de sus pinceladas, el detallismo milimétrico con que plasma paisajes rurales y urbanos, y la luz, tan real que parece captada por una cámara fotográfica.

Además del paisaje, Iglesias trabaja desde 2000 en una obra más centrada en la figura humana, en la que emplea grano de mármol y resina acrílicas además de óleo. «la pintura tiene que evolucionar», comenta, aunque no por ello abandona su faceta más realista.

Afirman que trabajar en un mismo local es una experiencia que les enriquece

También el concepto que tienen del final de la obra de un artista es radicalmente distinto. Para Iglesias, vender un cuadro es una recompensa al trabajo invertido, mientras que para su compañero de estudio es un desgarro, una pérdida casi irreparable, por lo que ha estado muchos años sin vender. «Para mí, desprenderme de un cuadro es como un sacrificio, aunque ahora voy a hacerlo porque tengo mucha obra», explica el artista figurativo.

Tal vez esta visión tan diferente se deba a que Iglesias ha vivido de la pintura prácticamente hasta que llegó el euro. «Subieron tanto los precios con el redondeo que se me hizo imposible continuar», explica. Así las cosas, se vio obligado a buscar otro trabajo que le permitiera continuar pintando. Sans, sin embargo, es promotor inmobiliario y nunca ha dependido del lienzo para vivir. «Hubo una época, cuando empezaba, que sí me lo planteé, aunque nunca llegué a llevarlo a cabo. Pinto por placer», dice.

Hasta el 15 de este mes mostrarán parte de su arte en Vigo, desde donde pretenden iniciar una andadura juntos que les lleve hasta Madrid y Oporto, aunque también preparan muestras individuales. «Xuntanza» es su tarjeta de presentación.

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