texto por Jorge Lamas

La producción de este pintor es de seis cuadros al año debido a su complejidad técnica

Aunque los críticos lo califican de hiperrealista, él prefiere definirse como realista

La Voz de Galicia, 4 de Abril de 2004

El pasado 29 de marzo, el pintor vigués Javier Iglesias inauguraba una exposición en la Casa de Galicia de Madrid. Son catorce cuadros que los críticos califican de hiperrealistas y comparan con Antonio López, aunque él aporta una matización a ese concepto. «Prefiero decir que mi pintura es realista porque le sobra el prefijo hiper», dice el artisa vigués. «Me interesa la tridimensionalidad, mis cuadros son algo más que mera estampas, cualquiera puede meterse dentro».

Comenzó a tomarse en serio la pintura a los veinte años de edad, pero tuvo que esperar algún tiempo para poder vivir profesionalmente del arte. «Es muy difícil entrar en las galerías porque éstas viven de las venta y si no tienes nombre es complicado entrar en ellas», recuerda Javier Iglesias.

Su cambio de fortuna se produjo con el cambio de técnica, al pasar de las témperas al eterno óleo. «Soy autodidacta y he tenido que ir investigando la técnica para lograr los efectos deseados», añade.

Desde hace cuatro años se dedica profesionalmente a la pintura, pero curiosamente, ahora que se le han abierto las puertas de las galerias, surgen otros problemas. «Mi producción anual es muy corta porque cada cuadro me puede durar en torno a los dos o tres meses, y con seis cuadros al año es difícil hacer exposiciones; en al de Madrid he tenido que pedir cuadros a clientes para reunir catorce obras», comenta.

Luz diáfana

Si la extremada rigurosidad de la realidad es una evidencia en la obra de este pintor vigués, el tratamiento de la luz es su principal reclamo. «Me identifico con el tratamiento que de la luz hace Antonio López, al igual que a él, me gusta la luz diáfana del amanecer y atardecer, cuando es menos densa y te permite ver perfectamente todos los colores», explica Javier Iglesias.

Ahora, su cotización en el mercado ha subido, aunque no tanto, según él, como el trabajo que supone cada cuadro.

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